Así de intenso era el comienzo de la lectura de Isaías del día de Navidad, un día que queda presentado como el día de la paz, el día esperado, el día de la Buena Noticia...
Ciertamente, en un tiempo en el que las buenas noticias parece que escasean, los mensajeros de paz son algo valioso, que debemos cuidar. Más aún cuando, en lugar de mensajeros, son ellos mismos buena noticia para nuestras vidas: familiares, amigos, compañeros...
¡Qué bellos los pies de quienes traen paz, alegría y esperanza a nuestra vida! Ellos sí que son realmente buena noticia para nosotros. Ojalá seamos capaces de percibir que ellos son nuestro auténtico regalo.
miércoles, 28 de diciembre de 2011
domingo, 25 de diciembre de 2011
Bienvenidos al blog "Desde mi parroquia"
Un cordial saludo a todos los que os acerquéis por este blog, que tan sólo pretende compartir mi humilde experiencia de fe, vivida en contexto eclesial en la comunidad parroquial del barrio de Las Rosas, en Madrid. Tengo la suerte de vivir esa fe a través de diversas mediaciones (matrimonio, grupos de fe, liturgia familiar, comercio justo...), mediaciones que, por otro lado, me conforman y construyen.
No encontrarás aquí una mera repetición de doctrinas más o menos oficiales, ya que lo importante no son las doctrinas, sino las experiencias que las hacen visibles. Pero tampoco encontrarás aquí ataques a una Iglesia que, precisamente por ser madre en esta mi experiencia de fe, tiene más que disculpadas sus debilidades. Eso no significa silencio u ocultación de las mismas, sino descubrimiento y denuncia consciente de la obligación de comprometerme en la superación de esas debilidades, en la medida en que, ciertamente, las mías lo permitan.
Y, por supuesto, serán bienvenidas las aportaciones que puedas realizar en este camino que comienza hoy a ser público, pero que viene de muy atrás. Sólo te pido paciencia y comprensión con los errores, y apoyo y ánimo con las pequeñas cosas positivas que puedas encontrar y que, sobre todo, puedas ayudar a fortalecer. Una manera de ser compañeros de camino, aunque sea a través de la comunión virtual que las tecnologías pueden permitir.
No encontrarás aquí una mera repetición de doctrinas más o menos oficiales, ya que lo importante no son las doctrinas, sino las experiencias que las hacen visibles. Pero tampoco encontrarás aquí ataques a una Iglesia que, precisamente por ser madre en esta mi experiencia de fe, tiene más que disculpadas sus debilidades. Eso no significa silencio u ocultación de las mismas, sino descubrimiento y denuncia consciente de la obligación de comprometerme en la superación de esas debilidades, en la medida en que, ciertamente, las mías lo permitan.
Y, por supuesto, serán bienvenidas las aportaciones que puedas realizar en este camino que comienza hoy a ser público, pero que viene de muy atrás. Sólo te pido paciencia y comprensión con los errores, y apoyo y ánimo con las pequeñas cosas positivas que puedas encontrar y que, sobre todo, puedas ayudar a fortalecer. Una manera de ser compañeros de camino, aunque sea a través de la comunión virtual que las tecnologías pueden permitir.
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